Ya se ha escrito aquí
sobre la validez profesional de Manel y sobre sus valores como persona , ambas
cosas son absolutamente incuestionables, y además , yo añadiría un punto de
admiración por la forma en que condujo su vida, ya que fue totalmente
consecuente con sus ideas y sus principios .
Pero ahora , si se me
permite , me gustaría dar unas pequeñas pinceladas de mi relación con Manel ,
un Manel más joven , aún por hacer , pero ya con un sello bien marcado , el
sello que llevan las personas especiales .
Nuestra amistad empezó
hace casi medio siglo, sería el año 63, sí, justo el año que asesinaron a
Kennedy. En aquellos días, nosotros, ajenos aún al alboroto que representó para
los adultos aquel hecho , acudíamos , como todas las mañanas , a la
desaparecida academia Molina , cogidos de la mano de nuestras respectivas
hermanas mayores , ¿ lo recuerdas Carme ?
Los dos vivíamos en la
calle Premià , en el barrio de Sants, entonces los chavales hacíamos vida en la
calle , podíamos permitirnos el lujo de jugar a fútbol en medio de la calle, y
así lo hacíamos, chutando la pelota contra los muros de la antigua fábrica de
la España Industrial ( Manel nos
llevaba de cabeza con esa habilidad especial que tienen los zurdos para hacer
cualquier deporte ), y así pasábamos los días y los meses, excepto en
vacaciones que siempre iba al pueblo de sus abuelos .
Cuatro años después
también coincidiríamos en el “ agrupament escolta Santa Tecla “, y eso , sin
duda , empezaría a marcar de una forma muy relevante su futura personalidad,
puesto que los valores, la sensibilidad social, la humanidad, etc …que en esa
época íbamos adquiriendo , acompañarían a Manel el resto de su vida.
La relación entre Manel y
yo , siempre fue un poco como el Guadiana , desaparecía y aparecía cuando menos
lo esperabas. A menudo las circunstancias nos separaban , pero el destino se obstinaba en que
volviéramos a encontrarnos. Un repentino cambio de dirección por mi parte , nos
hizo perder la pista cuando dejé de vivir en la calle Premià y también tuve que
dejar el “agrupament”, pero no pasaría mucho tiempo hasta que se volviera a
producir otra coincidencia y por partida doble. Empiezo a estudiar en la
escuela Perpiñá , y ¿a quién me encuentro allí? , pues claro, a Manel , y no
sólo eso sino que con alguna nueva amistad que yo había hecho y que también
practicaba el escultismo, fuimos a parar al “ agrupament de Sant Ramon Nonat “,
del cual, también en aquel entonces, formaba parte Manel . Debo decir, que ya
en aquella época, por todos los sitios
por donde él pasaba, se convertía en un referente para todos los de su edad,
sin pretenderlo, ni buscarlo, ni forzarlo, simplemente porque tenía
personalidad y criterio.
Los dos habíamos nacido
un mes de Marzo pero con un año de diferencia. En el verano del 72 , cuando el
tenía quince y yo catorce, le dije que ese año mis padres habían decidido
llevarme a conocer el pueblo de mis abuelos. Cuando Manel me preguntó cuál era y yo le contesté que se trataba de un
pequeño pueblo de Castellón llamado Llucena, se quedó completamente helado ,
pues se trataba del mismo pueblo de donde procedía su familia y donde él pasaba
los veranos. Eso ya era el colmo de las coincidencias . Como curiosidad ,
ya sabéis eso de los motes en los
pueblos , pues bien , el venía de la familia de los “Coc “ (no sé si se escribe
así) , y yo de la familia “Garbança “.
Este hecho hizo que nos uniéramos mas .
A partir de ese momento ,
y en los próximos tres o cuatro años , pasaríamos juntos más tiempo que nunca ,
descubriendo diversos ambientes , la Barcelona “progre” , la Barcelona
“enrollada “ , la “intelectual “ , pasando los veranos en Llucena , o
simplemente en mi casa o en la suya , escuchando música ( recuerdo dos discos
de Manel , especialmente rallados de tanto escucharlos , el “Mediterráneo “ de
Serrat y el
“Killing me softly with
his song “ de Roberta Flack), también aprendiendo a tocar la guitarra o pasando el rato de cualquier manera (hace
pocos meses cenando juntos , me recordaba aquel 0-5 del Barça al Madrid del año
73, y como a cada gol salíamos
al balcón de su casa de
la calle Premià gritando como dos posesos, cosa que quizás hoy no sería un
hecho extraño, pero si lo era en aquella época. Todos sabemos que Manel era una
persona muy juiciosa , pero quizás no todos sepan que también podíamos
disfrutar de él momentos divertidos de arrebato.
En el año 74, en las 6
horas de “cançó“ en Canet , descubrimos a Ovidi Montllor y a su inseparable
Toti Soler, los dos se convertirían en un referente para nosotros, ya sea por
las letras de Ovidi (cada vez teníamos nosotros más conciencia política), por
la manera de interpretar sus canciones, o por la forma sublime en que Toti lo
acompañaba a la guitarra , pero lo cierto es que penetraron hasta lo más
profundo de nosotros. Esta referencia , como sabéis , trascendió mas allá del
ultimo aliento de Manel .
El siguiente año, el 75,
fue un año muy intenso, el año del “wish you were here “ de Pink Floyd (cito
esto porque Manel la calificó como una de las canciones de su vida ), el año en
que Manel se sacó el carnet de conducir. Ese mismo verano iríamos al pueblo en
su flamante Seat 600 y nos correríamos todas las fiestas de los pueblos
cercanos. Allí en Llucena , habíamos formado un grupo de gente muy heterogéneo
, pero magnífico , con Jesús , Jordi , Roser , Amparo , Bachi , Chiqui, de vez
en cuando su primo Miquel y otros nombres que ya no recuerdo. Hiciéramos lo que
hiciésemos , siempre lo pasábamos bien, ir a la Badina a bañarnos, al castillo
a contarnos nuestros secretos más inconfesables, y por la noche al cau o a la
ermita de Sant Vicent a tocar la guitarra y cantar... Todos los momentos eran
inolvidables , ah… y las chiquillas …….ay las chiquillas ….. . También sería el año en que Franco moría
en la cama .
Manel empezaba sus
estudios de medicina, nuevos proyectos, nuevos amigos, y las circunstancias
volvían a separarnos (la mili y mi posterior estancia en Andorra durante un
buen puñado de años, nos hizo perder la pista el uno del otro ), pero esta vez
sería por mucho tiempo, demasiado tiempo. En esos años Manel construiría una
carrera profesional muy conocida y reconocida , y una familia apreciada y
querida por todos.
Un día de la Mercé
(festivo en Barcelona ) del 2008, en la cola para entrar al museo Picasso donde
se celebraba un concierto de Toti Soler (como no podía ser de otra forma),
alguien se me acerca y me dice ¿Joan? , y yo digo ¿Manel? , un abrazo y una
inmensa alegría.
De repente, frente a mí,
volvía a tener a mi viejo amigo, y todos los recuerdos de infancia y de
juventud amontonados en un instante .
Nada había cambiado, y de
nuevo volvíamos a cantar y tocar la guitarra juntos, quedábamos cuando era
posible, para cenar, e incluso me ayudó a retomar, después de muchos años, el
contacto con Llucena . Parecía que no habían pasado los años, sobretodo porque
Manel seguía siendo el mismo de siempre, se mantenía fiel a sus ideas, a sus
principios, era íntegro y era amigo .
Doy gracias al destino
que me ha permitido reencontrarme con Manel en los últimos años, aunque
desgraciadamente, esta vez , el Guadiana acaba su recorrido y vierte sus aguas
al mar. Ya no habrá más despedidas ni reencuentros, pero Manel siempre
permanecerá aquí, porque él está en Marina y en Gerard, en Queru y en Carme, y
en el recuerdo de todos los que, en algún momento, hemos tenido la fortuna de
formar parte de su vida, aunque sea un poquito.
Joan Albert
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